martes, 30 de octubre de 2012

Historias de la vida

Mi última relación terminó porque mi novio se dio cuenta que el me quería más que yo a él. Perra.

martes, 9 de octubre de 2012

That fucking moment…

Ese momento horrible en el que te das cuenta que la relación que tanto creías duraría, esa relación por la que apostabas eternidad, se empieza a desmoronar y tienes que dejar ir esos sentimientos que ya no te hacen tan bien.
Es terrible cuando te revientan la burbuja en la que estabas viviendo por un momento, cuando te das cuenta que era cierto que te decían que no todo era para siempre y lo que tú creías que iba a ser las historia perfecta para tus hijos solo es un pedacito de tu pasado.
Es tan difícil todo eso, las etapas de ruptura son lo peor. Las malditas ganas de verlo de nuevo. No debes, pero te mueres por conversar con él, luego recuerdas lo que te hizo y piensas que es un hijo de puta, que sea infeliz por siempre.
Te llama y tú crees que todavía puede funcionar, tienes la ligera esperanza de que esto solo haya sido una caída en la relación, una piedrita en el camino, pero no…
A veces, y lo digo de una forma sutil, las personas no se dan cuenta que le hacen daño a otras. Es cagado. Esa persona te llama, te emocionas y te dan ganas de vomitar. Te olvidas por un minuto tu orgullo de mujer y te dejas llevar. makethump (2)
Pasarán los días y cada día te arrepentirás de esa conversación. Piensas en la ley del hielo. Ignorándolo regresará a ti. Sí, claro.
¿Qué aprenda un poco sí o no?
Empiezas a creer que el amor no tiene sentido, te siente cojuda y ya no quieres nada con nadie. Te refugias en los estudios. Cuando alguien te pregunta por tu situación sentimental solo recurres a decir que estás enfocada a tu futuro. Lo cual quizás sea cierto pero por dentro te mueres porque en tu futuro esa persona esté contigo.
Pero ya no lo puedes ni pensar, la relación se ha acabado.
De casualidad encuentras cosas que te hacen recordar a él: el peluche con el que dormías que tanto olía a él. Recuerdas todo en ese instante y no sabes que hacer. Lo único que te queda es esconderlo en tu ropero, de espaldas.
Te vuelves necia y sigues revisando tu bandeja de entrada, chequeando si quizás te ha enviado un mensaje. No lo podías creer, había un mensaje ahí.
Vuelves a creer que tal vez las cosas puedan mejorar.
Te pregunta cómo estás, te pregunta si está mejor, no está seguras si quiere entablar una amistad o si 
 quiere algo más. No te interesa. Están hablando.
Se acumulan más de 20 mensajes entre enviados y recibidos. Son sus conversaciones.
Te enteras que está saliendo con otra chica.
Escuché algo, quizás tu corazón rompiéndose.
¿Qué más te puede pasar? Lo que menos te imaginas.
Un nuevo mensaje, no quieres leerlo porque ya estás con ganas de mejorar todo. Lo abres porque ya te da igual: te está pidiendo que le devuelvas el suéter que te prestó.