domingo, 10 de junio de 2012

Confesiones

No sé si contar esta historia, es como si vieran la parte mala de la película...

Ayer, una de mis mejores amigas del colegio me llamó para conversar. Quedamos en vernos a las 6:30 de la tarde en el Starbucks de Miraflores. Nosotras terminamos el colegio hace tres años y nos conocemos hace 7 años. Como hacía tiempo que no nos veíamos, teníamos mucho de qué contar: su vida, nuestras amigas, la universidad, mi vida... 

Entre tantos temas de conversación, le comenté que me habían comprado una laptop y que tenía que pasar mis archivos de la computadora a la laptop. Archivos que son del 2008... de cuando ella y yo teníamos apenas 14 años. Cuando le conté, me dijo que quería esas conversaciones para leerlas y reírse un rato.

Debo confesar (una vez leídas las conversaciones) que yo, a los 14 años, era de una de esas chicas que actualmente llaman "retrasadas" por su forma de escribir. Ni las "s" ni las "c", incluso, ni las tildes las conocía en ese entonces. Metía "h" donde fuera. Escribía "iah veeeeh" en vez de un "ya vez?" Como lo haría ahora... Es penoso, lo sé, pero son partes de mi pasado que odio pero no puedo borrar.

El ver a mi mejor amiga, el hablar de las conversaciones, reconocer lo tarada que sonaba, me llevó a leer conversaciones que no debía abrir.

Mientras estaba apunto de abrir esas conversaciones, hablaba con mi "mejor amigo". Sí he escrito de él, le puse ‘Álvaro’. Bueno pues, le empecé a contar de mi salida con mi amiga y le hablé de las conversaciones. Me dijo que lo mejor era borrarlas, superarlas, volverlas a borrar y olvidarlas. Le dije que las leería para reírme un toque

Como verán, no terminé riéndome, terminé molesta conmigo misma y molesta con Álvaro. Les diré por qué.
Cuando él y yo nos conocimos, él tenía 12 y yo 11. Todos unos mocosos. Pero, verán, eso fue en el 2005 y en mi carpeta de conversaciones no hay registro de ello. Esos años fueron buenos en cuanto a mi relación con él. Hablábamos todos los días, nos llamábamos por teléfono... Éramos mejores amigos. Como decía, mis archivos no registraban los buenos tiempos.
Ya he hablando de Alvaro por aquí con anterioridad y, al escribir de él, ponía maravillas de él, pero mencioné algo importante de forma "caleta": nosotros dejamos de hablar por un tiempo porque él sentía cierta dependencia a mí. Así lo recordaba yo. Así lo creí siempre. 
Abrí las conversaciones.
Busqué la más antigua: Marzo 2008. Seguidamente, busqué el e-mail de Álvaro. Empecé a leer y no eran conversaciones que yo recordaba. Me trataba de la peor forma. Yo tenía 14 y él 15. Mi yo de 18 años, al leer, se preguntaba "por qué le seguías hablando, es una persona frívola que filosofaba contigo y te hacía ver el mundo a su manera, limitando los tuyos". Además, él decidía cuándo hablar, él era el que me dominaba completamente.
Ya no solo leí Marzo, continué con abril, mayo, y me fui decepcionando más de mí misma. Ok sí, lo quiero (como mejor amigo) pero todo este tiempo había ignorado cómo me había tratado. Sus frialdades y frivolidades no fueron percibidas por mí ya que el gran cariño que yo le tenía hacía que yo pensara que él necesitaba de mí. Claro, cómo no va a necesitarme, pensaba yo, si me cuenta sus cosas, me habla desesperado porque no sabe cómo hablarle a la chica que le gusta. 
Sin embargo, cuando yo le contaba mis cosas daba respuestas ambiguas que, para el momento, yo las entendía como apoyo, pero que, ahora que las leí, solo eran respuestas como diciendo "Ya, Cyndi, te estoy haciendo caso". Me dio mucha pena leer eso, porque a la vez que leía esas conversaciones, estaba hablando con él por facebookchat. 
Me contaba sus cosas y yo las mías, como ya era de costumbre. Pero ya no me daban ganas de responderle, había ignorado todo lo que me había hecho. Y no lo digo por su frialdad nada más, sino por mi forma excesiva de querer su atención.
En el pasado, yo le hablaba y me respondía con una palabra. Yo con mil palabras, me mostraba preocupada e interesada, en cambio, él tan cortante, tan descortés, tan "no te importa mi vida pero maldita sea siempre estás aquí hablándome".
Como hablamos por facebookchat le dije que tenía defectos que aun persistían y que, de todo corazón, los cambie. Me dio la razón, pero no sabía si decirle lo que estaba pensando, no sabía si reclamarle todo, si pasarle las conversaciones para que se diera cuenta lo conchasumadre que fue conmigo. Y en ese momento, recordé algo que me había dicho hacía pocos meses.
Cuando él y yo empezamos la universidad, los dos cambiamos completamente, él empezó a ser más expresivo. Creo que me escuchaba de verdad. Nos hemos visto más de lo planeado. Empezó a ser diferente. Y, bueno, hace unos meses, me pidió perdón por cómo había sido conmigo, porque siente que solo me utiliza y me pidió disculpas porque no le cuesta mucho mantener amistades y reconocimos juntos que nos utilizábamos.
Entonces, no sé cómo sentirme. Sino siguiera molesta no hubiera escrito este post y lo hubiera dejado pasar. Pero eso no ha sucedido, estoy aquí pensando en que estúpida fui a los 14, 15... 
Esta es la otra cara de la moneda, es esa parte de la película de terror en la que cierras los ojos y te tapas los oídos porque no quieres verlo pero al final lo terminas viendo.
Qué tonto terminar lo que he escrito con un "agradezco que haya ingresado a la universidad porque, sino, estaría destruida moralmente".
It’s just a lady.

lunes, 4 de junio de 2012

Raro, pero cierto.


No pensé escribir hoy, la verdad es que siempre me esfuerzo para encontrar un tema.

Kathy es una amiga que conocí en la universidad. Es la enamorada de un amigo con el que estudié en mi primer año en la universidad. Él es un gran chico. Bueno, la historia no es de él ni de ella, pero es importante contar el inicio.

Kathy y yo ingresamos el mismo año a la universidad, no nos habíamos conocido hasta después de un año. A inicios de nuestra vida universitaria, yo tuve ciertos problemas con mis notas. Fue horrible. Llevé un curso por tercera vez porque no lo aprobaba: historia universal. Siempre lo odié.

En la universidad hay una regla importante: si desapruebas un curso por tercera vez te botan de la universidad o te cambias de carrera (o sea te botan también). En fin, si no aprobaba este curso, me botaban de la universidad (o me pasaba a arquitectura porque era la única carrera que no necesitaba de este curso).

Obviamente, lo aprobé. Me va mejor en la universidad. El punto es que Kathy también está pasando por esto y con el mismo curso y me ha pedido que le preste mi cuaderno (ese cuaderno con el que aprobé por tercera vez). Debo admitir que ese cuaderno es casi una biblia... Pero no tenía ni la más mínima idea de dónde estaba...

Muchas cosas pasan a nuestro alrededor y no nos damos cuenta. La verdad, es que me extendí demasiado al querer contar lo que recién voy a empezar y que poco va a durar.

De hecho a todos nos ha pasado querer buscar algo y siempre vamos al lugar no indicado. Es cierto, no recordamos dónde lo habíamos dejado, no tenemos ni idea por qué no le hemos dado la importancia debida ¿Acaso en nuestras vidas no sucede lo mismo? Siempre que queremos algo vamos a los lados no adecuados y, quizás, andamos con personas no adecuadas ¿Cuántas de las personas con las que querías pasar siempre ya no están contigo? Es difícil poder ir a nuestro objetivo.

Mi profesor de Teoría de Sistemas (sí, estudio Ingeniería de Sistemas y soy mujer) siempre dice que debemos ir en dirección a nuestro objetivo, que debemos tener un enfoque sistémico y no analítico.

Pues, buscar ese cuaderno me hizo dar cuenta de ello. Estuve buscando en el lado incorrecto, cuando siempre estuvo ahí, al frente mío, al lado de los cuadernos que ya no uso.

It’s just a lady.